Muchos
escritores, moralistas y filósofos de la época demonizaron el maquillaje
(afeite como se llamaba entonces) profusamente con variados argumentos: querer
modificar la presencia física que Dios da a cada una, peligros para la salud,
tentación pecaminosa para los hombres u ocasionar grandes gastos para sus
maridos.
Las vendedoras
de afeites y otros cosméticos eran las alcahuetas: normalmente ex-prostitutas
que por la edad ya no podían dedicarse a ese oficio y se dedicaban a elaborar y
distribuir cosméticos entre otras actividades asociadas a la brujería lo que contribuiría
aún mas a las críticas de clérigos e intelectuales de la época.
A pesar de la
opinión de estos parece que las féminas en general hicieron poco caso de estas
apreciaciones.
Paradójicamente
la belleza era lo más apreciado en una mujer. Las tres cosas más valoradas en
ellas eran la belleza, el linaje del que procedían y por supuesto la honra.
Los labios se
maquillan en color rojo destacando así con la blancura de los dientes. Se utilizan pétalos de geranio o productos a
base de mercurio.
Las cejas se rasuran y se pintan.
Era moda pintar el entrecejo creando como una sola ceja, una moda considerada
en España en esta época el summun de la belleza.
Como ya he
comentado en otro post anterior la blancura del rostro era una máxima de
belleza en esta época, por lo que se inventaron muchas fórmulas cosméticas para
conseguir el tan ansiado rostro pálido así como afeites que acentuaban aún mas
esa apariencia mortecina(el venenoso albayalde de la cultura occidental , a
base de polvos de antimonio).Era obligado crear un contraste con labios y
mejillas rojos.
Y ahí tenemos el resultado de
contrastes: rostro muy pálido, cejas y pestañas muy negras, y labios y mejillas
rojos y………. nos haremos a la idea de cómo era la belleza ideal de la mujer de
la época.
En España de
todos los afeites el que se usaba más profusamente sin duda era el colorete (o
arrebol). Lo aplicaban en todas partes: por toda la mejilla, desde debajo de
los ojos a la barbilla, orejas, manos, hombros, bajo la nariz, encima de las
cejas…….Debían parecer cangrejos. Desde tiempos del imperio romano se
extrajeron grandes cantidades de bermellón de España, mineral con el que se
fabricaba colorete. No obstante también se utilizaban productos naturales como
el ya mencionado geranio o la granada. Tan de moda se puso en España a partir
del siglo XVII que se desarrolló mucho este producto en nuestro país, siendo el
producto cosmético español mas apreciado fuera de nuestras fronteras.
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